Simón Bolívar, El Libertador, que não claudicou, inclusive em suas teorias e ações fulminantes, ‘decretou’ em Lima/Peru a solução definitiva para sua época, para o futuro e ad aeternum:
"Teniendo presente:
1. Que una de las principales causas de los desastres en que ha sido envuelta la República, ha sido la escandalosa dilapidación de sus fondos por algunos funcionarios.
2. Que el único medio de extirpar radicalmente este desorden es dictar medidas fuertes y extraordinarias, decreto:
Artículo 1. Todo funcionario a quien se le convenciere en juicio sumario de haber malversado o tomado para sí de los fondos públicos diez pesos arriba, queda sujeto a la pena capital.
Artículo 2. Los jueces que no procedieren conforme este decreto, serán condenados a la misma pena".
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